*Foto: Western Sahara Resource Center
Centenares de personas junto con asociaciones de  víctimas se concentraron frente al muro minado levantado por Marruecos para  dividir el Sáhara Occidental
 PATRICIA CAMPELO Campamento '27 Febrero' (Argelia)  10/04/2012 
 Una fortificación de más de 2.000 kilómetros   rodeada de minas antipersonas y custodiada por 180.000 soldados divide de norte  a sur el desierto del Sáhara. A un lado quedan los territorios ocupados por  Marruecos en 1975 y, al otro, los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia).  Frente al muro levantado por el reino alauita se manifiestan, desde hace cinco  años, asociaciones, particulares, familias españolas con menores saharauis en  acogida y el Frente Polisario, representante político del pueblo  saharaui.
 Este año, coincidiendo con la jornada mundial contra  las minas antipersona, la Asociación Saharaui de Víctimas de Minas (ASAVIM)  aprovechó la cita para denunciar la vigencia de las municiones que utiliza  Marruecos a lo largo de la línea divisoria trazada en 1980, en plena guerra  entre el reino de Hasán II y el Frente Polisario tras abandonar España el  territorio. A escasos 400  metros  del territorio minado, un grupo de hombres  mutilados descubrieron, el pasado viernes, sus piernas ortopédicas que  sustituyen a las que perdieron por culpa de una munición prohibida por el  Tratado de Ottawa, en vigor desde el 1 de marzo de 1999. "Venimos a  manifestarnos para que las organizaciones internacionales presionen a Marruecos  para que ratifique el tratado y deje de ser una máquina de sembrar minas",  aclara Ahmed Sidali, presidente de la ASAVIM y víctima de la explosión de un  artefacto por el que pasó el coche en el que viajaba, el 16 de enero de 1979.  Aquel día, a consecuencia del estallido, perdió un brazo y las dos piernas y  murió un ocupante del vehículo.
 "Estimamos que hay cerca de siete millones, pero la  cifra real puede alcanzar los diez millones, lo que convierte esta zona es una  de las más contaminadas del mundo", explica Sidali, apostado a escasos dos  metros de un círculo de piedras que señaliza un punto que podría albergar una  mina antipersona. "Esta zona está plagada", advierte.
 Sobre el origen de estas municiones, el ministro  saharaui de Cooperación, Hach Ahmed, asegura que no todas son de la etapa  bélica, entre 1975 y 1991. "Tenemos constancia de la existencia de minas  antipersonas muy modernas, lo que nos lleva a considerar que Marruecos sigue  sembrando estos artefactos". Interrogado sobre la adquisición de estas minas,  Ahmed se limita a sugerir que el reino de Mohamed VI "tiene convenios militares  con países como Estados Unidos, Francia y España".
 La manifestación de rechazo al muro, denominado por  los saharauis como "de la vergüenza", supone, a juicio del ministro de  Cooperación "un acto masivo, con presencia de cerca de 1.000 personas, para  denunciar la afrenta a la dignidad humana que significa la existencia de un muro  de estas características en pleno siglo XXI". El político saharaui también  apunta a la responsabilidad española sobre el territorio: "España sigue siendo  la potencia administradora del Sáhara por lo que el Gobierno español podría  considerar este muro como una fortificación levantada en una provincia española  más". Ahmed se refiere de este modo a la resolución S/2002/161 de Naciones  Unidas que niega la transferencia de soberanía del Sáhara Occidental a Marruecos  y Mauritania a través de los acuerdos tripartitos firmados en Madrid en  1975.
 Desminado de terrenos  "liberados"
 Con todo, son las propias asociaciones las que  destinan esfuerzos a las labores de desminado de las zonas próximas al muro en  colaboración con el gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y  el Frente Polisario. Hasta la fecha, la organización británica Action on Armed  Violence ha rastreado más de 21 millones de metros cuadrados y neutralizado  cerca de 22.000 explosivos en las zonas bajo dominio del  Polisario.
 El director del programa que esta organización tiene  en el Sáhara Occidental, Ahmed Sidi Ali, indicó en una reciente charla celebrada  en el campamento de refugiados '27 de Febrero' que los nuevos mecanismos para el  barrido de minas les han llevado a una limpieza del 70% de los artefactos  ubicados al norte de la zona conocida por los saharauis como "territorios  liberados" y por Marruecos como "zona defensiva" [terreno bajo protección del  Frente Polisario]. "Toda la parte sur de la zona liberada está limpia de minas;  el problema está en la franja que queda a cinco kilómetros del muro, ya que es  una zona neutral, con el paso prohibido a militares, y Marruecos no nos permite  pasar a desminarla a pesar de que los civiles sí transitan por ahí y siguen  siendo víctimas de las minas", explica Sidi Ali.
 A finales de mayo está previsto que la organización  británica de a conocer el número de víctimas que han provocado las minas  alrededor de la muralla marroquí.
 Las historias que aglutina el  muro
 Frente a la fortificación minada se dan cita cada año  desde hace un lustro los relatos de la ocupación marroquí sobre el Sáhara  Occidental. Al encuentro de este año acudió el encargado de protocolo en el  campamento de Smara Mohamed Mustafa Sorku, quien secundó la protesta "para  exigir el fin de un muro que divide el Sáhara y pretende eliminar la identidad  cultural saharaui". "España debe reconocer y trabajar por los principios de  nuestro pueblo ya que fue la primera potencia colonizadora del territorio".  Sorku formó parte de las incipientes operaciones militares del recién creado  Frente Polisario en 1974. En una de estas acciones que les enfrentaban a la  policía franquista del Sáhara Occidental perdió un ojo. "Se trataba de una  pequeña operación para reivindicar la independencia y terminó con dos saharauis  heridos y otros tres muertos", recuerda.
 Zain Alal, soldado retirado del Polisario, aún  recuerda a Don Rafael, el director de la escuela La Paz a la que acudía de niño  en El Aaiún español. De regreso tras la protesta ante el muro, Alal, de 40 años,  rememora su participación en los últimos años de la contienda. "Estaba en un  grupo donde nos dedicábamos a robar material a las tropas de Marruecos",  explica. Su padre, que prestó servicio como policía saharaui en la etapa  española, murió en la guerra el 12 de febrero de 1980. Ahora Alal colabora en  las labores de localización de minas antipersonas alrededor del  muro.
 Las palabras de ánimo las ponen los españoles que  estos días acuden a los campamentos y que también participan en la protesta  frente al muro. El gobierno de la RASD estima que este año, cerca de 400  extranjeros se han sumado al acto de protesta. Luis Cruz, miembro de una  asociación de Huelva, denunció el abandono de los diferentes gobiernos españoles  en la cuestión del Sáhara: "Tenemos una deuda moral e histórica con este pueblo  y es vergonzoso que una de las primeras cosas que haya hecho Rajoy nada más  llegar a la presidencia sea reunirse con el rey de  Marruecos".
Poemario por un Sahara Libre 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario