Naciones Unidas debe pronunciarse sobre la Minurso antes de final de mes
El FiSahara se celebra del 1 al 6 de mayo en el campamento de Dajla
Raquel Quílez | Giulio Piantadosi (vídeo) | Madrid
El Mundo
El cine vuelve a los campos de refugiados saharauis en un año marcado por la crisis y con la resignación de que poco ha cambiado en el desierto. Alrededor de 175.000 personas -no existe un censo oficial- continúan un año más, y son ya 37, en los campamentos temporales que levantaron en la hamada argelina cuando huyeron de la invasión marroquí sobre el Sáhara Occidental con la llamada Marcha Verde.[Conozca las claves del conflicto]

Y mientras, generaciones de saharauis nacen en el exilio. Y, desde hace nueve años, acude el mundo del cine a llevarles sus proyectos y hacerles ver que la sociedad española está con ellos. "El objetivo del Festival es que se conozca la realidad de este pueblo que tuvo que partir de cero", dice José Taboada, su director e impulsor del movimiento asociativo de solidaridad en España.
Conflicto estancado
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La cita llega además marcada por el secuestro en la zona de dos cooperantes españoles y una italiana hace seis meses. "Fue un intento de amedrentar e intentar parar la solidaridad española con el Sáhara, pero si de algo sirve es para aumentarla", dice Taboada, quien asegura que, para evitar sospresas, este año se incrementará la seguridad sobre el campamento de Dajla, el más alejado de Tinduf, y en el que se celebra el certamen.
Mientras, la situación política permanente estancada a la espera de que Naciones Unidas renueve antes de final de mes la misisión de la Minurso, la fuerza de paz que vela por que se mantenga el alto al fuego y que, sin embargo, no tiene competencia en materia de Derechos Humanos. Es la única desplegada en África con esta carencia. "Existe mucha presión para que se le den competencias, ya que en los territorios controlados por Marruecos se violan sistemática los Derechos Humanos de los saharauis", afirma Ali Mojtar, representante del Frente Polisario en Madrid. Un muro de 2.500 kilómetros y precedido por millones de minas antipersona -cinco millones según las ONG- separa a los saharuis que se quedaron en esa zona de los que huyeron al desierto.
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