*Fuente: 
affaires-strategiques.info  29 de mayo de 2012
Por la investigadora Khadija  Mohsen-Finan politólogo 
e investigadora  asociada al IRIS
*Traducción: Malainin Bagada
Marruecos  acaba de “retirar su confianza" a 
Christopher Ross, enviado personal  del  Secretario General de las Naciones 
Unidas para el Sáhara Occidental, acusándolo de llevar a cabo "un trabajo 
parcial y desequilibrado." Esta no es la primera vez que un enviado es 
desautorizado   por cualquiera de las partes.  En 2004, después de haber  
propuesto  dos planes de paz rechazado por el Frente Polisario el primero y por 
parte de Marruecos el  segundo, James Baker presentó su dimisión  Fue 
reemplazado por el holandés Peter van Walsum. Tres años más tarde, el Frente 
Polisario pidió  su retirada por haber declarado al diario El País que "la 
independencia del Sáhara es una opción poco realista." Su falta de imparcialidad 
ha llevado al Secretario General de  las Naciones Unidas de no renovar su 
mandato. En enero de 2009, y fue reemplazado por Christopher Ross, un 
diplomático experimentado que pasó toda su carrera en el Departamento de Estado 
como  especialista del mundo árabe, se desempeñó como embajador en Siria y 
Argelia. Al aceptar su misión en el Sáhara Occidental, este arabista que domina  
varios dialectos del Magreb  quería  lograr "una solución justa y duradera del 
conflicto".
En el fondo como en la forma, el Informe Anual del 
Secretario General de las Naciones Unidas del  2012 es  bien diferente de los 
anteriores. Sin rodeos ataca los  obstáculos que frenan el buen funcionamiento 
de la Misión de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental (MINURSO) por 
parte de Marruecos. Pero contrariamente a la dimisión de James Baker o la  no 
renovación del mandato de Peter Van Walsum, el diplomático  Ross goza,  esta vez 
abiertamente  del apoyo de Ban Ki-Moon, un apoyo que da un carácter inédito  a 
las relaciones entre Marruecos y las ONU. El plan de paz propuesto por Marruecos 
en 2007 fue alabado por la ONU y Rabat  utilizó  constantemente este apoyo tan  
valioso.   
Mucho más que un relato detallado de los 
acontecimientos que han caracterizado el año  en la región, el informe plantea 
de hecho cuestiones   de fondo relacionadas con la libertad de acción de la 
Misión de las Naciones Unidas: "Yo presenté en mi  informe una serie de desafíos 
que demuestran que la MINURSO no posee la capacidad  de ejercer plenamente sus 
funciones  de supervisión, de mantenimiento de la paz y de la observación, ni 
tampoco dispone de toda la autoridad para contrarrestar la erosión. 
"
En el informe de 26 páginas, Marruecos es el objeto 
de dos tipos de cargos: dificulta la labor de la Misión de las Naciones Unidas  
hasta la puesta en tela de juicio su credibilidad y mezcla la legibilidad  del 
conflicto, actuando en el Sáhara, un territorio en el que la ONU no ha fallado, 
como  sobre el territorio marroquí. Como prueba, el referéndum sobre la enmienda 
de la Constitución de Marruecos, el 1 de julio de 2011 (cuyo  texto contiene 
disposiciones relativas a la regionalización del Sahara), como las elecciones 
legislativas de noviembre, ambas elecciones se llevaron a cabo en el Sahara "a 
pesar de  que su legalidad  no se ha establecido", aclara el informe. En cuanto 
a la ambigüedad entre Marruecos y el Sahara el informe también menciona la 
obligación de imponer a los vehículos de la MINURSO llevar placas diplomáticas 
marroquíes y el despliegue de banderas marroquíes en torno al cuartel general  
de la Misión,  creando así  “ un aspecto que plantea dudas sobre la neutralidad 
de la ONU. "  Sin embargo, Marruecos se  defiende de estas acusaciones, 
considerando que las actividades de la Misión de la ONU se desarrollan “ en los 
límites de la practica establecida” ha negado estas acusaciones, mientras que 
las actividades de la Misión de la ONU lleva a cabo" dentro de la práctica 
establecida. Sin embargo, el informe precisa " es precisamente la práctica 
establecida  que se encuentra en el epicentro  de las dificultades que enfrentan 
las actividades de la MINURSO (...) el desarrollo las dificultades a lo largo de 
los años  impide  cada vez más la MINURSO  de cumplir su mandato de manera 
creíble.” En realidad, es en esta confusión entre el Sahara y Marruecos que 
reside el  punto focal  del aspecto  intratable del  conflicto: ¿cómo Marruecos 
puede involucrarse en la búsqueda de una solución de un conflicto que se trata 
de la soberanía de un territorio que considera como suyo y que administra desde 
1976  y  en el que  gestiona el personal y los recursos? 
Pero, la complejidad de la situación y la dificultad 
del conflicto reside en el hecho de que esta confusión no se ha considerado 
jamás en su justa medida  y tampoco  subrayada , ya sea por las Naciones Unidas 
o por las Capitales europeas. En la actualidad  ha sido denunciada  por 
Christopher Ross y sus superiores como una práctica que compromete el buen 
funcionamiento de la Minurso , que rompe con la buena voluntad de las Naciones 
Unidas sobre este tema. El informe de 2012  pone en evidencia también otras 
acciones que obstaculizan el buen funcionamiento de la Misión, ya sea el 
espionaje por Marruecos sobre  los cascos azules , el compromiso de la 
confidencialidad de las comunicaciones entre la sede de la MINURSO en   El Aaiún 
y el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York,  el recurso a los tribunales 
militares marroquíes  para juzgar a civiles  ...
En realidad, desde 1991, fecha de  la creación de la 
MINURSO a raíz del acuerdo  del alto el fuego, que preveía la organización  de  
un referéndum, todas las misiones de la ONU se enfrentaron  al mismo tipo de 
dificultades. En septiembre de 1991, cuando la MINURSO fue encargada  de la 
identificación de los Saharauis nativos  de la región, Hassan II ordenó que los 
saharauis dispersos, lejos de su patria fueran identificados y movilizados. 
Teniendo en cuenta estas transferencias de población  en vistas a verificar la 
identidad,  previo a la organización de un referéndum y antes de dimitir, el 
jefe de la MINURSO, Johannes Manz  había declarado que estas personas, 
instaladas por el gobierno marroquí en las provincias saharauis  para hacerles 
figurar sobre las listas electorales, "no tenía nada que ver con el plan de la 
ONU." Y que él no sería "el virrey del Sahara. "
Pero  para los marroquíes, ya sea en 1991 o 2012, no 
hay ninguna injerencia en los asuntos de la ONU. Efectivamente desde la retirada 
de España en 1976, Marruecos ha decidido integrar gradualmente esta  antigua 
colonia española en el ámbito de su soberanía. En términos territoriales, la 
integración ha sido diseñada como una extensión de la administración marroquí y, 
como una puesta en práctica del gobierno marroquí en lo que Rabat  considera 
como  "provincias recuperadas." Esta integración fue confirmada regularmente por 
la extensión de las elecciones nacionales en estas regiones y el ejercicio del 
Ministerio del Interior. Este hecho rara vez ha sido denunciado por los 
representantes de la MINURSO, la mayoría  de tiempo  las dos banderas de la ONU 
y Marruecos fueron izadas una al lado de la otra, pero ninguna de las misiones 
han sido  llevadas a cabo con eficacia. Hoy en día Marruecos pide continuar con 
las prácticas  habituales, mientras que Christopher Ross, cree que estas 
prácticas son inaceptables.
Además de estas restricciones a la labor de la misión 
de la ONU, el informe también se examinan las dificultades para romper el 
estancamiento y encontrar una solución a este conflicto. Estas dificultades 
derivan del hecho de que las partes en conflicto siguen campando en sus 
posiciones, independientemente de los  cambios en  la región. Cada uno piensa 
que la “primavera árabe” justifica o refuerza su elección. Para el Frente 
Polisario, la lógica de la "primavera árabe"  exige que el pueblo del Sáhara 
Occidental  goce de la libertad de expresión y de reunión para expresar sus 
opiniones y su derecho a la autodeterminación, mientras que Marruecos considera 
que la lógica de esa  misma "primavera árabe" fue aplicada en el Sáhara 
Occidental  porque  las reformas democráticas que ha implementado se han 
ampliado a ese territorio.
Superar esas lecturas que parecen de actuales, el 
informe señala que los efectos del medio ambiente regional e internacional, así 
como desarrollos internos alentará a las partes a considerar "el pueblo del 
Sáhara Occidental". Al introducir el concepto de las personas, el informe trata 
de superar la parte estática y rígida de la situación tratando de colocarlo en 
la dinámica de la primavera árabe.
En el  sentido moderno del término, la gente como 
entidad libre y autónoma, ya no pueden ser marginada o excluida  de las 
negociaciones  en curso sobre la soberanía de ese territorio. Es él quien en 
última instancia, expresará su deseo de vivir de forma independiente o en el 
marco  de una autonomía en el seno de un Marruecos soberano. 
Los viejos  esquemas diseñados por Marruecos y el 
Frente Polisario están también desfasados al igual  como lo vivido en Túnez o en 
Egipto el año pasado. Si este contexto, puede proporcionar una fuerza adicional 
a los saharauis para expresarse; estos no han dejado de hacerlo desde 2005. Las 
manifestaciones organizadas para la defensa de los derechos humanos se han 
multiplicado y fueron siempre combatidas por la violencia “legítima”. 
El último informe de la ONU sobre el Sáhara 
Occidental plantea de forma muy precisa lo que es legítimo y lo que es legal en 
la acción de Marruecos en el Sahara al mismo tiempo que nos interpela  sobre  la 
credibilidad de la Misión de la ONU en el Sahara.
 
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