Con esta entrada, queremos reconocer y
agradecer, el esfuerzo que ha realizado el PUEBLO CUBANO y sus autoridades, al haber acogido y dado
instrucción durante tantos años a
cientos de niños y niñas de los campamentos de Refugiados en Tiduf que, desde
los 12 años, pasaron su infancia y su juventud en ese país. Ha sido una
experiencia única que ha permitido que muchos jóvenes saharauis tengan hoy en
día, una formación académica y universitaria. Es una pena que, dadas las
circunstancias, el programa tenga que acabar, pero lo entendemos
Graduados Saharauis. Foto: http://colectivosaharauiencanaria.blogspot.com |
HAVANA TIMES — Hace poco dieron una noticia ciertamente nostálgica para mucha
gente. Cuba terminó un programa de ayuda internacional Sur-Sur que operó durante
décadas: la escolarización preuniversitaria para estudiantes de países del
Tercer Mundo.
Los últimos en graduarse fue un grupo de estudiantes del Sahara
Occidental.
El programa funcionaba en la Isla de la Juventud, la segunda ínsula en tamaño
del archipiélago cubano.
Por el pasaron, además de los estudiantes extranjeros, una cantidad enorme de
profesores y profesoras del país, ejerciendo un trabajo de solidaridad que se
consideraba muy meritorio pues se equiparaba a las misiones internacionalistas
fuera de Cuba.
Este último grupo, que salió por la TV, era más bien pequeño. La mayoría de
los chicos y las chicas vestían trajes típicos del Sahara árabe, aunque algunos
preferían la etiqueta a lo occidental: elaboradas corbatas encima del uniforme
clásico escolar.
Cuba reconoce la República Árabe Saharaui Democrática, un Estado semi-nómada
cuyo territorio desértico está en gran parte ocupado por Marruecos.
Los independentistas saharauis no pudieron lograr la plenitud del
reconocimiento internacional cuando la potencia colonial anterior –España-
evacuó el Sahara Occidental después de la muerte de Franco.
Algo parecido, ciertamente, ya les pasó a los cubanos, filipinos y
portorriqueños cuando España se retiró en 1898, dejando sus posesiones de
Ultramar a merced del imperialismo de EEUU.
Es por tanto un acto de nobleza histórica el ayudar a los saharauis, el
último pueblo bajo opresión colonial en África.
Entonces, se acabó el programa. Cuba vive la racionalidad económica, y ya la
solidaridad “ideológica”, en sus casos, irá a gestarse por otros medios.
Nos queda esperar, entonces, que por lo menos la educación cubana se dé una
radical mejoría… algo que hace mucha, mucha falta dado su estado de deterioro
bien profundo, sobre todo en los últimos años.
Entonces, si logramos rescatarla, Cuba no tendrá que sustentarse en el
internacionalismo de otras tierras para graduar a sus propios estudiantes de
pre.
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