Nota del traductor
Lo que sigue es la traducción al español de un artículo que
ha tenido bastante éxito en los sitio web saharauis en lengua árabe. Por su
importancia y por la relevancia de su autor, divulgamos su traducción.
Su autor, Abderrahim Buaida, terminó sus estudios de Derecho
en la Universidad de El Cairo y, actualmente, es profesor de Derecho de la
Universidad de Marraquech. En las pasadas elecciones marroquíes de 2011, ha sido candidato
por Gleimim, por un partido palaciego conocido con el nombre de Partido del
Progreso y el Socialismo, cuyo líder, Nabil Benabdellah, fue el Ministro
Portavoz en anteriores gobiernos y, actualmente, es ministro de la vivienda en
el gobierno de Benkirane
Abderrahim Buaida, es un habitual columnista de un portal electrónico muy vinculado a la región de Wed Nun. Ese portal, a menudo, ha sido acusado por el Majzen de propolisario.
Para refrescar, un poco, la memoria del lector, conviene
traer a colación el gran poema de Beibbuh, cuando, saludando a las gentes de
las ciudades ocupadas, dice aquello de:
“….Desde La Güera hasta El Aaiún
Y a los que os quiero decir,
De El Aaiún a Gasbet Uaärún,
Velad por vuestro porvenir”
Es decir, el recorrido poético de Beibbuh, por el Sahara Occidental ,
termina en Gasbet Uaärun, Kasba que se encuentra en la región de Gleimim, en la
desembocadura de Wed Nun. Si lo desea, aquí tiene un vídeo de youtube con la
presentación del Sr. Buaida en la Campaña electoral marroquí de 2011 por
Gleimim: http://www.youtube.com/watch?v=CtkpJM5Q0-s
Aquí, otra intervención pública pero ésta ya más prosaica:
http://www.youtube.com/watch?v=3AbpM1j-Zpk&feature=related
Velad por vuestro porvenir
El empeño de la ONU en mantener la confianza en su Enviado
al Sahara, ha puesto a Marruecos en un gran dilema político, porque la retirada
de confianza llevada a cabo por Marruecos, a través de una errónea lectura del
equilibrio de fuerzas y de las posiciones de los grandes países, con excepción
de Francia, ha dado como resultado, tal retirada de confianza, una situación
jurídica extraña.
La retirada de confianza, tal y como reiteran los políticos
marroquíes, es una decisión soberana y, por tanto, debe llevarse a sus últimas
consecuencias, consistentes en el abandono del proceso de negociaciones, al
menos, mientras el Enviado onusino, no se comporte de modo neutral e imparcial,
como alega la diplomacia marroquí.
En consecuencia, la vuelta a la mesa de negociaciones, sería
una rendición, implicaría la aceptación de la status quo que había sido
rechazado con anterioridad. Ello sería una paradoja inaceptable y no
justificable, puesto que Marruecos ha reiterado, en más de una ocasión, que las
posiciones del Enviado onusino son sesgadas de modo notorio.
La decisión soberana que ha adoptado Marruecos en una, poco
elaborada, estrategia, procede de la misma y antigua noción sobre la que se
había fundado todo el dossier del Sahara, desde su comienzo. Esa noción consiste
en que Marruecos entabla negociaciones internacionales, sobre una región, a la
que considera como marroquí, y sobre la que ejerce su soberanía. Todo ello,
cuando la realidad del hecho es bien distinta. Y la realidad es bien distinta
porque el concepto de soberanía aludido, no le ha sido reconocido, a Marruecos,
ni por las NN.UU ni por los grandes países, incluido el tradicional aliado
francés. Ello es así, porque en virtud de los famosos Acuerdos Tripartitos de
Madrid, España, había transferido, a Marruecos, la administración del
territorio mientras se alcanza la autodeterminación del pueblo saharaui,
mediante la integración en Marruecos o la separación de Marruecos. Pero esto,
aún no se ha llevado a afecto.
En consecuencia, la única lectura, coherente con las
resoluciones de NN.UU y del Consejo de Seguridad, habla de integración y no
habla de recuperación de una parte del territorio nacional sobre el que cabe
actuar con libertad. Y esto nos remite, directamente, hacia la decisión de
retirar la confianza y cómo interactuar con esa decisión mientras Marruecos se
mantenga apegado a su rechazo al Enviado de la ONU.
¿Repetirán los estrategas marroquíes el mismo incidente de
Aminetu Haidar? Recordemos que Aminetu Haidar fue expulsada, también, bajo la
excusa de una decisión soberana que la acusaba de traición, decisión que fue
bendecida por los partidos políticos y por la sociedad civil y cuyo resultado
final fue algo así como arrojar esa soberanía al vacío, cuando Aminetu Haidar
consiguió entrar, bajo una fuerte presión de una Comunidad Internacional
consciente de que el problema tiene que ver con un conflicto aún sin resolver y
que el territorio, al que Aminetu Haidar quería volver, era una zona de su
patria, cuyo estatuto jurídico aún pende legalmente. No pudiendo, por tanto,
quien lo administra, Marruecos, impedir el regreso de un ciudadano a su
territorio...
Ahora, el cuento se repite otra vez. Pero esta vez con un
Enviado de la ONU. El
simple hecho de que Ban Ki Moon mantenga su confianza en ese Enviado, implica
que la decisión marroquí, de retirar la confianza, ha sido una decisión mal
calculada y precipitada. Y, a su vez, pone relieve la incapacidad de Marruecos
para controlar el territorio que administra políticamente, porque detrás de la
retirada de confianza se esconde el miedo a la anunciada visita del Enviado
onusino al territorio. Ese miedo, revela que después de 35 años, Marruecos, no
ha podido reforzar su presencia social en el Sahara ni ha podido
ganar la batalla de la confianza de los habitantes del Sahara y que sus élites
electorales e institucionales que emplea en sus iniciativas, dentro de la
región, no disponen, tales élites, de un programa fuerte capaz de enfrentarse
al activismo pro derechos humanos o pro separatista dentro del Sahara. Activismo
que, por cierto, ha sido alimentado por el propio Marruecos, a través de sus
erráticas políticas de acercamiento, basadas sobre todo en el clientelismo, la
compra de voluntades y la conversión de una parte del pueblo del Sahara en
mendigos e informantes para beneficio de una autoridad que ha sido incapaz de
emplear la sociología para la comprensión de la cultura de un pueblo nómada,
que se ha encontrado, a sí mismo, ante el reto de asumir unos cambios
culturales para los que no estaba predispuesto psíquica y culturalmente.
La política de repatriación de toda una generación de niños
y de jóvenes, hacia el norte de Marruecos, para hacerles perder la oportunidad
de la educación, perseguía asimilarlos y ponerlos al servicio de la lógica
imperante, antes de que piensen en el futuro que la ciencia garantiza en todos
los países. Esa errónea inversión denominada “Jóvenes de Hassan II” no ha sido la única. Le ha seguido una
política sistemática de exclusión de todo elemento saharaui y su presentación
bajo los estereotipos de analfabeto y mercenario, lo que ha creado un profundo
abismo entre los saharauis y los marroquíes. Abismo que sigue agrandándose
hasta la actualidad, mediante la reducción de todo lo saharaui a los clichés de
los camellos, la arena, el folklore y las charlas de té ............. Mientras,
el Sahara de los
valores, de la cultura y de las costumbres, ha sido apartado y neutralizado
porque supone una parte de una identidad que, el Estado marroquí, trabaja por
ocultar, porque es un factor de especificidad y excepción.
Para Marruecos, el problema fundamental en la cuestión del
Sahara, es la ausencia de democracia. Ello es así, porque el planteamiento
histórico mismo sobre el que se apoya Marruecos para reivindicar el Sahara ya no se adapta a
los cambios a nivel local e internacional. Porque la relación de Marruecos con el Sahara, como se dice
oficialmente, es una relación de vasallaje “beiya”. Y este es el único
argumento que tiene Marruecos y que lo ha expuesto, apoyado por las
manifestaciones de determinadas tribus saharauis, ante la Corte Internacional
de Justicia. La relación de vasallaje “beiya” es una relación personal, que
nace de la relación de algunas tribus del Sahara con los sultanes alauitas.
Este planteamiento histórico ya no puede, hoy, enfrentarse a un dossier regido
por resoluciones internacionales que hablan de la legalidad internacional y del
derecho de los pueblos a la autodeterminación. Por lo que este planteamiento
es un planteamiento cambiante y no inmóvil, desde la consideración de que el
vasallaje no se hereda y si se hereda es susceptible de ser rechazado dentro
del marco de la libertad de la persona y sus derechos y, especialmente, si nos
mantenemos alejados de las interpretaciones religiosas en la que se apoyan
algunos para interpretar el vasallaje....
Este planteamiento sobre el que Marruecos ha edificado su
reivindicación del Sahara, no ha sido reforzado con otras actuaciones aún
después de 35 años de presencia sobre el territorio. O lo que es lo mismo,
llevar la relación de los saharauis con el Estado marroquí, desde una relación
privada, basada en el vasallaje, a una relación institucional, basada en los
valores de la democracia y la interrelación con unas instituciones estatales,
elegidas democráticamente. Posiblemente, aquí radica el error que aún pervive y
que aún reproducen los intelectuales y los políticos que reivindican la
marroquinidad del Sahara antes de que intenten implementar un nuevo proyecto
social para las relaciones de los saharauis con el Estado marroquí. Y así,
cambiar esa vieja relación que ha sido incapaz de convencer a las nuevas
generaciones, salidas de las universidades, porque no está basada en una
auténtica democracia.
Ahora, la región en disputa está expuesta a toda clase de
avatares y Marruecos ya no es capaz controlar el timón del conflicto, a la
vista de la acumulación de errores, y aunque sus élites han fracasado,
Marruecos, sigue apostando por ellas en esta etapa. Su discurso, también, ha
fracasado y todo cuanto revelan sus canales de TV, de ausencia y censura de
voces saharauis nuevas, es una prueba de que el Estado marroquí persiste en su
empeño de exhibir, o a quienes hablan en nombre de los saharauis por
representación ilegal o, en el mejor de los casos, presentando unas voces
bastante débiles para, así, esparcir el polvo sobre El Aaiún y en los ojos del
nuevo gobierno dirigido por un partido islamista que no ha captado el peso del
dossier y, sobre todo porque está decidido a ser fiel a lo llevado a cabo por
anteriores gobiernos, en el
Sahara, en toda clase de prácticas de exclusión y
marginación.
Los ideólogos que idearon el CORCAS, son incapaces de
responder a una pregunta que ha resucitado como consecuencia de una nueva
constitución que lo ha regulado todo, menos el CORCAS, que ha abierto un debate
nacional en todos los asuntos, desde la judicatura hasta ‘La Baraca’, y ha
mantenido la boca cerrada en lo que se refiere a la autodeterminación de una
región sobre la que nadie desea abrir un pequeño debate, en una televisión
marroquí, y menos un debate nacional. Y ello, a pesar de que el Sahara representa
la esencia de la legalidad en el estado marroquí. Pero parece que aquí hay
algunos que necesitan complicar el expediente unos años más, con la excusa de
la tan manida unidad territorial… Christopher Ross o quien que sea que sea el
Enviado de la ONU, entienden sólo de una cosa, porque sus Informes no se hacen
de la nada. Por
tanto, aquellos que han pedido su traslado, también, deben pedir el traslado de
la democracia hacia el Sahara
y la liberación de todos los presos políticos.
No resulta muy lógico, por lo demás, comparar entre un
Estado que enarbola la democracia y se jacta de una nueva constitución que ha
obrado cambios profundos, con un Movimiento que no dispone más que de la
voluntad de su liberación de un ente al que considera colonial, y que sobrevive
en unos humillantes y vergonzosos campos de detención, según el guión oficial
establecido desde hace 35 años, sin preguntarse porqué esos detenidos se
mantienen en esas condiciones miserables y no salen corriendo en pos de
alcanzar el paraíso democrático marroquí. Y es que no hay ninguna persona
sensata, en este mundo, que rechace el paraíso sino es a cambio de alguna otra
cosa de igual naturaleza escatológica o mundana.
Si se tratara de detenidos, como afirma el Estado marroquí,
porqué no se insiste en celebrar un referéndum para, al menos, liberar a esos
detenidos de la vida en los páramos de Rabuni, La Hamada y Tinduf. Por lo que
respecta a quienes sí se encuentran sobre el terreno, no creo que se les puede
comparar con aquellos, puesto que disponen de todo, según el Estado marroquí, y
su participación del 99.99% en el referéndum constitucional es la mejor prueba
de su convicción y amor por Marruecos, según los boletines del Ministerio del
interior marroquí. Así el referéndum es, únicamente, para las víctimas de esos
humillantes y vergonzosos Campos...... Porqué tanto miedo al referéndum?.
Abderrahim Buaida, Profesor de Derecho en la Universidad de
Marraquech.
Traducción de Haddamin Moulud Said.
Ibnuabirabiaa(at) yahoo.es
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