ROSA DÍEZ CON LA PLANA MAYOR DE UPYD EN LA GRAN MANIFESTACIÓN ANUAL POR EL SÁHARA ESPAÑOL EN 2008 / RICARDO AZNAR
Fuente: En arenas movedizas / Por Ana Camacho
La redes prosaharauis están que arden con la reelección de Francisco Sosa Wagner como cabeza de lista de UPyD para las elecciones europeas. El único representante de UPyD en la Eurocámara se abstuvo en la votación para la ratificación del acuerdo pesquero con Marruecos, en un flagrante incumplimiento del programa y compromisos electorales del partido pese a lo cual, los militantes magenta le han votado con entusiasmo (más del 60%) en estas primarias en las que había unas 40 alternativas. Sosa Wagner seguro que está contento por ello pero su triunfo ha sido interpretado como la confirmación de que el partido de Rosa Díez respalda su contundente gesto de deslealtad hacia la causa saharaui con un doble juego traicionero más propio de la vieja política del PSOE y el PP que de las promesas con las que el partido de Rosa Díaz se propone como la “alternativa” necesaria.
Antes de la reelección ya se había generado una catarata de comentarios en relación a la noticia de la abstención de UPyD en la votación del acuerdo con el que la UE reconoce implícitamente que Marruecos tiene derecho a explotar y administrar las riquezas del Sáhara Español, como si una okupación ilegal le diese derecho a ello. La tormenta se desató con los artículos publicados en Espacios Europeos por su director Eugenio Pordomingo, que impidió con su texto que el no voto de Sosa Wagner siguiese pasando inadvertido, y el del muy experto coronel Diego Camacho, que de inmediato advirtió que no votar, en este caso, suma puntos a favor de la política anexionista de Marruecos y sus aliados.
Seguidamente ha habido textos intentando localizar el origen de esa decisión. Hay quien como David Bollero han acusado a Sosa Wagner de ser un personaje sin integridad, desleal y traicionero, como si la decisión hubiese sido ajena al resto del partido. Pero ahora vemos que Rosa Díez sigue sin dirigir la más mínima reprimenda al eurodiputado que ha dejado mal parado ese lema electoral que tanto le gusta airear a la dirigente de UPyD y que reza: “Hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos”.
Por el contrario, con motivo de las primarias (que al parecer por ahora sólo afectan al cabeza de lista), los comentarios de Rosa Díez han sido de un rotundo elogio para Sosa Wagner: “Un honor contar contigo para esta nueva etapa en la que habremos de lidiar con valor e inteligencia en defensa de la Europa política y social que los ciudadanos merecen y necesitan”. Rosa Díez tampoco ha dicho nada en relación a la insatisfactoria excusacon la que Sosa Wagner ha encendido de nuevo las redes sociales, cuando, en un acto sobre sus proyectos europeos, se vio obligado a responder a preguntas y dijo que no votó en contra del acuerdo con Marruecos porque recibió muchas presiones. Pues vaya ejemplo de fortaleza o ¿es que en UPyD creen que no iban a recibir presiones y, mucho más fuertes, si de verdad pudiesen ejecutar su propuesta de suspender la autonomía catalana?
UNA CURIOSA INICIATIVA PARLAMENTARIA DE UPYD. ¿NO LE LLEGÓ EL TEXTO A SOSA WAGNER?
El gran analista Javier Perote, ya explicó muy bien en su primer artículo sobre este misterio por qué no valen los argumentos de quienes intentan disculpar al eurodiputado asegurando que no es un gran conocedor del tema. Le bastó con recordar que en 2007, cuando la Eurocámara rechazó el acuerdo pesquero por ser contrario al derecho internacional, Sosa Wagner fue de los que votó en contra y en sus exposiciones demostró que sabía de sobra que el supuesto beneficio económico para los pescadores españoles que airean los aliados del anexionismo marroquí, no era más que una enorme mentira. Mi única observación al respecto, es que no habría que remontarse a 2007 para buscar los indicios de incongruencia que apuntan a que el giro de UPyD se ha producido con inexplicable brusquedad y a sabiendas de que no votar en contra del acuerdo, nada tenía que ver con los intereses de un sector económico sino con los del anexionismo marroquí. Basta con repasar el texto de la Proposición No de Ley presentada por UPyD el 11 de noviembre pasado con un título inequívoco: “Proposición no de Ley relativa al rechazo al establecimiento de cualquier acuerdo pesquero entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos que incluya directa o indirectamente en su ámbito de aplicación las aguas territoriales del Sáhara Occidental”. Es decir, que en plena batalla sobre pros y contras de la ratificación del acuerdo, en UPyD tenían claro que la solidaridad saharaui sólo tenía un voto posible de su único eurodiputado: el del rechazo.
En el texto de esta Proposición no de Ley de UPyD (aquí lo tenéis) se subraya que un acuerdo pesquero que incluye “directa o indirectamente” en su ámbito de aplicación las aguas territoriales del Sáhara Occidental “conlleva una flagrante vulneración del Derecho Internacional, el robo de los recursos pesqueros del Pueblo Saharaui” y que, a la vez, daña “de manera inconfundible los fundamentos de la UE, basados en el respeto al Derecho Internacional”. Tras aludir a que en UPyD todavía siguen creyendo que lo de los intereses de la flota pesquera es pura maniobra de distracción, este texto proponía al congreso de los diputados “oponerse activamente y con todos los medios jurídicos, diplomáticos y políticos a su alcance a que la Unión Europea suscriba tratado alguno de pesca con el Reino de Marruecos en tanto el ámbito de aplicación Geográfica del mismo no quede expresamente circunscrito a las aguas territoriales internacionalmente reconocidas al Reino de Marruecos”…
Otra observación que añadiría es que, mientras Sosa Wagner hacía lo contrario de lo que propugnaba esta PNL, ningún miembro de la dirección del partido advirtió de un cambio de opinión que invalidase lo sostenido en esta iniciativa parlamentaria. Confiados, incluso saharauis bien informados llegaron a agradecer públicamente lo que se creía había sido una posición bien diferenciada ante el PP y el PSOE unidos en un inquietante consenso. Ahora sabemos que esta diferencia en Estrasburgo sólo la marcaron el euridiputado de IU Willy Meyer y Vicente Miguel Garcés Ramón, un representante guerrillero del PSOE que se salió del guión de su partido. Puede que a los militantes de UPyD, entusiasmados con los sondeos electorales que auguran a su formación un apacible futuro de partido bisagra, les parezca absurdo que un “tema menor” como es el Sáhara Occidental sirva de referencia para medir la consistencia del compromiso de su partido con las reformas con que Rosa Díez promete para cambiar y salvar a España.
Lo mismo les pasó a los votantes del PSOE cuando en 1982 se dieron cuenta que su partido estaba dejando a un lado las promesas de Felipe González en los campamentos de Tinduf y les dijeron que la renuncia en relación a la causa saharaui era un sacrificio necesario para salvar la revolución de la clase obrera que el PSOE iba a acometer si seguía manteniéndose en el poder. Ahora, sin embargo, el vídeo de González diciendo aquello de “nos comprometemos hasta la victoria final” en los campamentos del Frente Polisario, circula como el símbolo no sólo de la flagrante traición socialista a la causa saharaui, sino del primer aldabonazo de una trayectoria política plagada de mentiras, corruptelas e imperdonables traiciones a toda la clase obrera en sus diversos escalafones que han alejado para siempre del partido de la rosa el voto de millones de españoles.
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