26 de abril de 2011

La ONU y el Sahara Occidental. Javier Perote




No sabemos si el Consejo de Seguridad (CS) aceptará que la Misión de Paz para el Sáhara se encargue de vigilar y denunciar posibles violaciones de los derechos humanos de la población saharaui. Hasta ahora no lo ha hecho y hay pocos motivos para esperar que lo haga. Ya ha intervenido Francia para boicotear dicha posibilidad

La ONU da muestras constantes de su inoperancia salvo cuando se trata de algún asunto en el que esté interesado alguno de los países miembro permanente del propio Consejo. En el caso del Sáhara, siempre es Francia la que está detrás de todos los entuertos. EEUU y otros países sobre todo monarquías árabes también apoyan incondicionalmente a Marruecos.

En numerosas ocasiones la ONU, que nació como Organización para el mantenimiento de la Paz, parece como si la paz no fuese lo suyo, a lo más lo de unos pocos, cuando a estos pocos les interesa. Por eso, más que de inoperancia se podría hablar de arbitrariedad. La ONU se ha convertido en la herramienta jurídica que cubre con una pátina de legalidad los abusos y las arbitrariedades de los poderosos. La ONU, donde estamos todos, se ha convertido en la de unos pocos, en la que la mayoría estamos de comparsas.

La MINURSO, Misión de las Naciones Unidas para el Referendo del Sáhara Occidental, es el instrumento que se creó en 1991 para hacer posible la realización del Plan de Paz; como lo demuestra su primera tarea: verificar el alto el fuego entre las partes enfrentadas.

Cualquier Misión de Paz de las Naciones Unidas tiene como principal cometido la vigilancia de la defensa de los derechos humanos de la población en cuestión; como por otro lado es lógico. ¿Cómo puede haber paz en un país si no se respetan los derechos humanos de las personas?, ¿de qué paz estaríamos hablando? Obviamente no me refiero a la paz de los cementerios.

Ya en 1975, cuando la Marcha Verde, la ONU dejó entrever algún disimulado mensaje de por donde iba a ir su actitud con la cuestión saharaui. En aquella ocasión el Consejo de Seguridad no se decidía a tomar una posición clara por lo que ni siquiera pedía a Hassan II que detuviera la Marcha Verde, lo cual alentaba a Marruecos a proseguir en su empeño. ¡Qué diferencia con la actitud que el Consejo de Seguridad tuvo en 1990 cuando Sadam Hussein invadió Kuwait! Entonces sí, entonces sí estuvo enérgico el Consejo de Seguridad. El mismo día de la invasión, dos de agosto, ya emitió su primera resolución condenatoria y el día 6, actuando en conformidad con el capítulo VII de la carta de las Naciones Unidas, emitía una fortísima resolución en la que se condenaba la invasión y se pedía a todas las naciones que se sumaran a un completo boicot en todas las relaciones con Irak. Y así otras más hasta que se produjo la brutal Tormenta del Desierto con miles de humildes iraquíes muertos, a pesar de que ya no era necesaria pues Sadam ya había anunciado su retirada de Kuwait.

Pero en 1975 ¡oh, paradoja! Mauritania, que era parte interesada en el reparto del Sáhara, formaba parte del Consejo de Seguridad. Pero lo que más importancia tuvo en las decisiones del Consejo de Seguridad, y desde entonces así ha sido, fue la actitud de Francia cuyo Presidente en aquel tiempo era Giscard d`Estaing. Sí, el mismo que aceptaba los diamantes que le regalaba su amigo el caníbal Bocassa I, Emperador de Centro África, apóstol de la paz y servidor de Jesucristo.

Otro caso no menos llamativo y reciente, el de Libia, que a menos de quince días del inicio de la crisis (empezó el 15 febrero) el Consejo de Seguridad ya decreta un embargo contra Gadafi y en apenas transcurrido un mes autoriza el empleo de la fuerza. Dicen que para proteger los derechos humanos de la población libia y en defensa de unos insurgentes que al empezar su protesta tenían armas y las usaron. ¿Aceptaría la ONU que los saharauis emplearan armas en sus protestas? Anda que no investigaron en Bruselas y otros foros a ver si los saharauis del campamento de Gdeim Izik tenían armas o no, para exculpar a Marruecos. ¿Era peor o mas injusta la situación de estos anti Gadafi que la de los saharauis en los territorios ocupados, prisioneros en su tierra?

Pero ¿por qué no se protegen los derechos de los saharauis? esta pregunta se la hace mucha gente y sólo tiene una respuesta: porque no se quiere privar a Marruecos de su capacidad intimidatoria sobre la población. Y es que no hay nada nuevo bajo el sol: a una población que quiere ser libre solo se la somete por la fuerza, que es lo que hace Marruecos con el apoyo de la ONU. Todo esto me parece de un cinismo espantoso.

Desde 1976 a 1991 hubo en el territorio del Sáhara una verdadera guerra que también se extendió al mar e incluso al aire. Pero en todo ese tiempo el Consejo de Seguridad no consideró que se daban las condiciones para intervenir en conformidad con el Capítulo VII de la Carta, como ocurrió en el caso de Irak, a pesar de las barbaridades que estaba cometiendo el ejército de Marruecos, que bombardeaba con fósforo a una población civil que huía en busca de refugio en Argelia. Y a pesar también de la bestial represión que se empezó a ejercer sobre la población saharaui que no quiso o no pudo huir a la llegada de los marroquíes. Años después se descubriría la estremecedora realidad de lo que fueron las cárceles secretas en las que sufrieron hasta veinte años de prisión muchos saharauis, mujeres y niños incluidos, de los que se había perdido toda pista y que simplemente se les daba por desaparecidos. Para mas “inri” el régimen prohibía toda mención a un prisionero, hasta el punto que un niño en su escuela no se atrevía a decir que su padre estaba desaparecido y solo decía que se había fugado dejándoles abandonados. Todo por el delito de ser saharaui.

¡Es imposible que el pueblo saharaui olvide esto! Perdonar puede que sí, pero olvidar...

En aquella guerra, en la que EEUU y Francia participaron con todo el descaro en favor de Marruecos, sólo se llegó a un alto el fuego cuando aquellos dos socios, ante la decidida voluntad de defenderse del pueblo saharaui, buscaron una solución que sin renunciar a sus apetencias les fuese menos onerosa. Pensaron que una vez terminados los últimos kilómetros de muros, minas y alambradas que dejaban casi todo el territorio en poder de Marruecos y protegido contra los ataques de los saharauis, ya no había razón para continuar con una costosa guerra cuando se podían conseguir los mismos fines por otros medios.

Y así se llego al Plan de Paz aceptado por ambas partes en el cual se indicaba la fecha del alto el fuego y el período de tiempo precedente a esta fecha en que se suspenderían todas las operaciones militares. A pesar de pactos, palabras y firmas, Marruecos continuó bombardeando poblaciones como Birlehlu y Tifariti, destruyendo los pozos de agua de la zona en pleno mes de agosto.

Estas acciones serían las primeras muestras de la nula voluntad de Marruecos de llevar adelante el acuerdo aceptado. Después pondrían en juego toda una imaginativa gama de triquiñuelas administrativas alterando incluso partes ya aprobadas para entorpecer el desarrollo del Plan. Tampoco se privaron de poner en práctica su arma secreta: el soborno. Altos funcionarios de la ONU fueron sospechosamente complacientes con las pretensiones marroquíes; el paquistaní Zia Rizvi, el consejero jurídico Ben Achour, Pérez de Cuellar, Butros Gali, Kofi Annan, Yaqub Kahn y otros. Es conocida la maniobra de Pérez de Cuellar que pocos días antes de cesar en el cargo de Secretario General introducía modificaciones favorables a Marruecos en el censo de votantes sin consultar con el Frente Polisario, pero tiempo después nos enteramos que había sido nombrado alto directivo en una empresa del imperio económico del Rey de Marruecos, o Kofi Annan que cuando nombra representante personal a James Baker le envía el mensaje de que debe buscar una solución que prevea una autonomía bajo la soberanía de Marruecos, etc, etc.

El Plan de Paz se ha convertido en un engaño más, una maniobra retardatriz con el fin de que vaya pasando el tiempo y Marruecos se asiente sólidamente en el Sáhara. Solo así se explican esos eufemismos con los que se trata de evitar un pronunciamiento rotundo en favor del referendo de autodeterminación. ¿Cómo es posible que después del acuerdo al que llegaron ambas partes adoptando el Plan de Paz, todavía al cabo de veinte años el Consejo de Seguridad pida en todas sus resoluciones que las partes se pongan de acuerdo en una solución que sea justa, duradera y mutuamente aceptable. El Plan de Paz ya fue ese acuerdo. Si ahora hay que buscar un nuevo acuerdo ¿quién asegura que luego no pedirían un nuevo acuerdo dentro del acuerdo anterior y este a su vez dentro del acuerdo y así hasta... ¿hasta cuando? Esta fue una de las tácticas que empleó Moratinos para hacerle el juego a Francia; ir dilatando el asunto, a ver si se cansaban los saharauis. Que dialoguen las partes, decía, que se pongan de acuerdo, cuando ya no había nada más que acordar y solo faltaba que se cumpliera lo acordado.

Este Moratinos es que no descansa, acaba de dejar el puesto de Ministro y ahora quiere ser Director General de la FAO (Agencia de Alimentación) y a Guinea que se ha ido el tío, a ver a su amigo Obiang (íntimo de Marruecos) a pedir su apoyo. Menudos paseos se está dando con toda una corte asesores y demás a gastos pagados; con nuestro dinero por supuesto. ¿Será posible que con cinco millones de parados el Gobierno español se vaya a fijar en semejante calamidad para promocionarle a ese puesto tan goloso? ¿No tiene bastante con la pensión de Ministro?

La misma muestra de cinismo fue a la que se agarró la ministra Jiménez al poco tiempo de asumir su cargo, siguiendo las directrices del anterior ministro, y en ella sigue cada vez que se le pregunta por la cuestión del Sahara: una solución justa, duradera y mutuamente aceptable, responde. Es de señalar que después de tantas resoluciones en las que se repite la frase nadie haya puesto un ejemplo de lo que podría ser esa solución. ¿En qué consistiría?, ¿puede haber una solución justa que no sea restituir al pueblo saharaui sus derechos?, ¿piensa alguien que esa oferta de autonomía que hace Marruecos de un territorio que no es suyo a sus verdaderos dueños puede ser esa solución justa, duradera y aceptable para los saharauis? Está claro que los marroquíes no están dispuestos a ceder ni una migaja de lo que han conseguido estos años de negociaciones fraudulentas con la necesaria cooperación de la ONU. Pero los saharauis ya no pueden ceder más en favor de esa supuesta solución justa, duradera aceptable etc. Ellos ya ha puesto de su parte todo lo que podían. Mas de lo que podían.

Es escandaloso que a estas alturas el Secretario General de la ONU no se atreva (tiene que portarse bien o no lo elegirán para un segundo mandato) a enviar al Consejo de Seguridad un informe en el que recomiende que la Minurso, que es quien mejor podría hacerlo, se preocupe de la vigilancia de los derechos humanos de los habitantes del Sáhara, ¿para qué está la ONU? y a cambio recomienda que esta cuestión sea ejercida por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ACONDH, que solo cuenta con limitadas posibilidades de ejercer esas funciones, y a un organismo del propio Marruecos como es el nuevo Consejo Nacional de Derechos Humanos. Es decir; la ONU, organismo de Derecho Internacional, propone a un gobierno dictatorial que se preocupe de los abusos y la represión que sufre un pueblo que ese mismo gobierno reprime. La mayor violación de los derechos del pueblo saharaui es la que ejerce Marruecos al ocupar su tierra por la fuerza y negarle el derecho a la independencia.

Parece que se estuvieran programando los hechos con la oculta intención de forzar a los saharauis a embarcarse en una guerra que desde hace algún tiempo la juventud reclama. No seré yo quien critique el empleo inteligente de medios más coercitivos en su lucha de liberación, aunque pienso que una guerra abierta debe ser el último recurso. Seguro que los saharauis lucharían heroicamente y escribirían páginas de gloria pero ante los medios tan poderosos que posee el enemigo (Francia acudiría en ayuda Marruecos como hizo anteriormente) poco podrían hacer. Una guerra trae muchos padecimientos para toda la población, muere mucha gente, se producen muchos heridos, algunos con lesiones graves para toda su vida. Pero hay otros sistemas también contundentes y quizás más efectivos para ejercer presión sobre las personas directamente responsables de que la cuestión no se resuelva, es cuestión de echarle imaginación.

Hace unos días la agencia marroquí de información volvía sobre el recurrente tema de acusar al Polisario de terrorismo. No se conoce ningún acto de terrorismo cometido por los saharauis, y dudo que cualquier persona imparcial convenientemente informada sobre la causa saharaui pudiera acusar a los saharauis de terroristas en el caso de que pongan en práctica algún tipo de lucha armada. Pienso que después de haber sido desgajados de su tierra los veinte y cinco mil kilómetros de Tarfaya, haber sido fusilados compañeros que habían caído heridos en el campo de batalla, compañeros torturados en la cárcel hasta la muerte y sufrido los treinta y cinco años de continua opresión y barbarie de Marruecos se han ganado el derecho a usar el procedimiento que mejor crean para conseguir su libertad. Pero si algún día recurren a practicar algún tipo de violencia, pido que no lo hagan indiscriminadamente, que no paguen justos por pecadores, y que ajusten cuentas con aquellos/as que han sido los verdaderos culpables de sus sufrimientos. Son muchos y ya están señalados en rojo en el semáforo de la historia.

Una vez leído este escrito, se comprende que yo no vea con buenos ojos la parte final de la iniciativa que la APDH ha presentado en el Congreso en la que se contempla la posibilidad de que, dada la inoperancia de España como potencia administradora, se hiciera cargo de la administración la propia ONU. Simplemente, es que no me fío de la ONU, creo que desde el principio no ha jugado limpio en la cuestión del Sahara.

Javier Perote

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